Las pifias culturales de los asesores de Shakira y Beyoncé
Las pifias culturales suceden, sin importar el caché que tengas. O quizás sí. Lo que está claro es que, cuanto… Leer más >
En este país somos unos cachondos, nos gusta la coña y pasarlo bien (y que los demás lo pasen bien con nosotros). Aunque quizás deberíamos bajar el ritmo, porque ya la liamos hasta sin querer, y en eventos internacionales.
Efectivamente, nos referimos a la actuación de Carolina Casado en el último Festival de Eurovisión. No es la chica que cantó. Bueno, sí, cantó bastante, pero no en el escenario, esa fue otra. Lo que le pasó a Carolina es que, previo lapsus de diez segundos en el que debía de estar visitando los mares lunares, convirtió eight points en oit points, haciendo gala de una refinada técnica de «porque yo lo valgo». Que sí, que ya sabemos que Eurovisión no es un congreso de intelectuales, pero… ¿oit points? Venga, va…
Cualquiera puede tener un desliz, es cierto, y la presentadora de la dicción fantástica incluso reconoció su fallo y se tomó con humor la consecuente avalancha de críticas. El problema es que esta es una situación recurrente entre la gente visible, por decirlo así, de nuestro país. Por alguna razón, los idiomas en general y el inglés en particular son la gran y perpetua asignatura pendiente. ¿Por qué es tan bajo el nivel? Y, lo más importante, ¿por qué no se escoge para estas ocasiones y otras tantas igual o más (seguramente más) importantes a personas con el nivel adecuado de inglés? Porque las hay, con inglés, alemán, francés o chino, pero, casualmente, siempre salen los alumnos menos capacitados.
Dejando aparte el hecho de que este país no es precisamente una meritocracia, el desconocimiento o la indiferencia hacia la figura del asesor lingüístico es alarmante. No solo porque no se le da la más mínima importancia a preparar a personas que hablarán ante un público internacional que espera un nivel aceptable de preparación en, este caso, inglés, sino porque se está dejando pasar de largo a toda la gente válida para ello.
Parece un tema de raíz cultural, pues no se ve que en otros países se tenga tan descuidada la imagen de cara al exterior, cuando en España es casi como un concurso de antitalentos: Rajoy, Ana Botella, Zapatero, Botín, etc. Sea como sea, está claro que la ignorancia o la indiferencia no es el camino, por eso hay que estar preparados si se quiere afrontar con éxito cualquier interacción con un público internacional. Por suerte para los conscientes, Ontranslation estamos aquí, dispuestos a ofrecer nuestros servicios siempre que sean necesarios; así, os ahorraréis oit points de vuestro carnet de credibilidad.
Por cierto, ¿vosotros habéis llegado a pasar vergüenza alguna vez por hablar en un idioma que no es el vuestro y decir algo distinto a lo queríais decir?
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