Hablamos con El Comidista sobre la traducción de cartas de restaurante
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Ha vuelto ocurrir. Una vez más, un miembro de la clase política (miembra en este caso) nos recuerda que, si de algo pecan los herederos de Pericles, es de humanidad. Porque equivocarse, señoras y señores, es de humanos. Y hay que ser muy humano para equivocarse tanto.
La culpa de todo la tiene la educación, que no deja que vivamos felices en la ignorancia. No solo eso, aparte de obligarnos a aprender, aparte de educarnos (o intentarlo), nos clasifican según nuestras aptitudes en ciertos campos. Sí, sí, me refiero al famoso informe PISA. Según el informe, y según la cruda realidad, los alumnos del estado español están a un nivel general Abundio-alto. ¿Por qué no nos dejan en paz? Eso mismo pensará la señora Joana Maria Camps, Consellera d’ Educació, Cultura i Universitats de las Islas Baleares, que, en un momento de máxima iluminación, tradujo la sigla que da nombre al informe antes mencionado. Ni PISA ni PISO, TREPITJA, o lo que es lo mismo: Programme for International Student Assessment (Sí, lo sé, ni pies ni cabeza).
Bromas aparte, esto es real. De tan real que es da hasta miedo. Podría hacer gracia, que también. Pero, sobre todo, asusta. Asusta porque esta señora es la responsable de la educación que reciben los estudiantes de las Islas Baleares. La misma que pincha y corta, la misma que declara saber de educación tanto como cualquier otro ciudadano. La única diferencia es que ella manda y el resto no.
Por supuesto, ya se ha disculpado y ya ha dado «explicaciones» (las pocas que se pueden dar para tal metedura de pata). Ha dicho que es un error. Da igual, es evidente que de haberlo sabido no lo habría hecho. Pero lo hizo. No deberíamos ser tan transigentes con lo que de verdad importa. Al fin y al cabo, la educación es una de esas cosas que no debería tocarse…
Lo realmente triste y preocupante de todo esto es que, a pesar de que generalizar nunca lleva a acierto, esta es la imagen que por desgracia damos fuera de España. Un presidente del gobierno que no sabe ni inglés, una Consellera d’ Educació que cree que la sigla PISA viene del verbo pisar (cosa que tampoco me extraña mucho, viendo lo mal que quedamos siempre)… Un dato, en comprensión escrita España ocupa el puesto 23º de una lista de 34 países. Si fallamos en lo básico, ¿cómo vamos a desarrollar todo lo demás? Si los estudiantes de hoy en día no saben leer en su propio idioma, ¿cómo van a aprender otros? ¿Qué oportunidades van a tener en un mundo globalizado si no saben comunicarse? Si empezamos a perder la comunicación, lo perdemos todo. Cerrarse al mundo exterior no es más que entrar en un proceso de caída libre, y, para que esto no pase, hay que saber idiomas. Evidentemente, todo lo demás también es importante, pero los idiomas y la comunicación son lo fundamental, no somos lobos solitarios.
Ahora la excusa es la crisis, pero en momentos pasados fueron otras. ¿Por qué? ¿Por qué se maltrata así a la educación? En estos momentos, más que nunca, hay que apostar por la formación de personas competentes en aquello a lo que se quieran dedicar. Hay que formar, hay que motivar. La pregunta es, ¿hasta qué punto les interesa que esto sea así?
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