Alex Barbarà: «Siempre me ha gustado inventarme mis propias reglas»

Alex Barbarà es una de esas personas curiosas y tenaces. Amante del derecho y de los videojuegos, con tan solo veinticinco años ha escrito el primer libro sobre un tema que aúna ambas disciplinas. Sin reglas no hay juego justo, y Alex se ha atrevido a sumergirse y estudiar las diferentes normativas existentes en torno a los eSports. ¿Os pica la curiosidad, verdad? Por eso mismo nosotros no hemos dudado en entrevistarle.

Edad: 25

Profesión: consultor legal

Lenguas: catalán, castellano e inglés

¿Cómo te presentarías a nuestros lectores? ¿Quién es Alex Barbarà?

A grandes rasgos, diría que Alex Barbarà es un consultor legal que se ha especializado en una disciplina denominada «derecho digital». Para quien no lo sepa, se trata de una rama del derecho que busca estudiar cómo se aplican materias como la propiedad intelectual, la protección de datos o la resolución de conflictos a las nuevas tecnologías y los nuevos modelos de negocio como los ecommerce, las redes sociales o el sector en el que ahora más me he centrado, los deportes electrónicos.

¿Qué te llevó a interesarte por la ley y el derecho? ¿Una vocación desde niño, algún hecho crucial, pura curiosidad, casualidad…?

Siempre me ha gustado inventarme mis propias reglas o buscar la mejor solución a los problemas cotidianos, por lo que seguramente mi interés viene de ahí. Es más, siendo niño me gustaba mucho jugar a videojuegos con mis amigos y crear torneos con mis propias normas.

Jugando al Pro Evolution Soccer, por ejemplo, me inventé un pequeño contrato que imponía normas a mis amigos: qué equipo se podía elegir, qué fichajes se podían hacer, cómo debían ser las equipaciones, etc.

Era algo friki, lo reconozco, pero hacer eso me gustaba casi más que jugar. De hecho, cuando descubrí los deportes electrónicos sentí cómo podía entrar en un sector que me despertaba casi la misma sensación que la que yo tenía al crear esas normas para mis amigos.

Por otro lado, eres un apasionado de Internet. ¿De dónde viene esta pasión?

Pues creo que tampoco es una pasión, es más bien mi realidad. Desde que soy pequeño siempre he visto ordenadores cerca, ya fuera en el colegio o en casa, y siempre me ha fascinado ver qué se podía hacer con ellos.

Así, que cuando llegó Internet, para mí tan solo fue un paso natural más en el uso de la informática. Una tecnología que lo simplificaba todo pero que también llegaba a hacer cosas que yo ni comprendía. A partir de ahí, creo que todo ha sido simple curiosidad y ganas de obtener respuestas.

¿En qué momento te das cuenta de que puedes fusionar las dos disciplinas, derecho e Internet? ¿Cómo conoció Alex Barbarà el derecho digital?

Terminada la universidad, estuve mirando másteres que me alejaran un poco del derecho más «convencional». Y, creo que a través de Twitter, descubrí que la Universidad de Barcelona ofrecía un programa basado en los aspectos legales de las nuevas tecnologías.

Un máster que trataba los temas que a mí más me habían interesado en la carrera, pero que también hablaba de cosas de las que nunca había oído hablar, como los ciberdelitos, el compliance o la protección de datos. Así que no lo dudé ni un instante y me apunté. Y creo que, al igual que con la carrera de Derecho, fue una inmejorable decisión.

Ya una vez dentro del derecho digital, te das cuenta de que hay un ámbito del que se ha escrito poco o nada: los eSports. ¿Cómo fue?

Pues mira, fue haciendo el trabajo de final de máster. Yo elegí como tema las apuestas deportivas y las plataformas conocidas como social betting. Cuando me entrevisté con el fundador de una de estas plataformas, me comentó que quería abrir una sección dedicada a algo llamado electronic sports.

Más o menos me explicó lo que eran y todo el boom que estaban teniendo, y no pude evitar llegar a casa y ponerme a buscar. Luego tuve la suerte de conocer al director de un equipo de eSports de Barcelona que me empezó a hacer consultas y me incitó aún más a meterme en el tema. Y a partir de ahí ha sido todo pura curiosidad y ganas de dar respuesta a preguntas que andaban por mi cabeza.

¿Qué son los eSports? Cuéntanos un poco acerca de este campo, es desconocido para mucha gente…

Técnicamente hablando, los electronic sports, o deportes electrónicos, no son otra cosa que competiciones profesionales de videojuegos. Es decir, dos o más jugadores que, solos o representando a un equipo, buscan vencer a su rival jugando a un determinado videojuego.

A partir de aquí, lo que distingue a los eSports de una simple partida reside en el hecho de que hay unas normas sobre la competición, hay una retransmisión para un público interesado en verlo y hay un premio económico para los ganadores.

¿Tus competiciones favoritas de eSports?

Es difícil responder a esta pregunta. Digamos que me gusta la esencia de lo que son los eSports, no solo una competición o un juego. Me gusta la pasión que levantan a quien los ve, la dedicación que tienen quienes juegan y todo el entramado que los hace posibles. Pero escoger una competición en concreto… Es más, digamos que es bastante difícil. eSports es un término que incluye a la totalidad de videojuegos competitivos de la totalidad de los países.

Decirte cuál me gusta es como si me preguntas por cuál es mi competición de pelota favorita, pues depende… Puede ser el baloncesto de norteamérica, el fútbol de Europa, el rugby de Inglaterra… Incluso peor me lo pones si tienes en cuenta que te puedes enganchar hoy a una competición que hace unos meses ni existía…

¿Y por qué escribir un libro específicamente sobre este tema?

Fue por necesidad. Yo tengo un blog en el que me gusta escribir sobre las cosas que investigo o las dudas que alguien me ha formulado. Pero en ese blog me era imposible escribir todo lo que sabía sobre las leyes de los deportes electrónicos, así que decidí pasar a un formato mayor. Y este formato fue un libro.

¿En qué momento decides que es conveniente traducir tu libro? ¿Por qué hacerlo con una agencia de traducción como nosotros?

Básicamente por profesionalidad. Los deportes electrónicos suelen pecar de rapidez y poca atención a los detalles, algo creo que normal en todos los sectores punteros en los que el tiempo es un factor importante. Sin embargo, yo no quería ir a ese ritmo.

Yo quería hacer un libro que estuviese bien argumentado, bien escrito y que mostrase un resultado profesional. De ahí que cuando tuve que buscar a alguien que me tradujera un idioma tan complejo como es el chino, me fijase en empresas de referencia que pudieran aportar calidad a mi libro. Así fue como me recomendaron vuestra empresa. Y la verdad es que estoy muy contento con todo vuestro trabajo.

¿Qué planes tienes de cara al futuro? ¿Alguna meta que tengas en mente?

De momento me voy a centrar en continuar investigando y escribiendo en mi blog, ya sea haciendo bonus tracks de mi libro o aportando material nuevo sobre derecho digital y deportes electrónicos. Todo ello enfocado a ayudar a profesionalizar a ambos sectores.

¿Alguna anécdota o historia relacionada con los idiomas que te haya ocurrido?

Con el capítulo del libro que está dedicado a China y a su regulación de los deportes electrónicos creo que tengo anécdotas para otro libro eterno. Por destacarte una, en cierto momento de desesperación en el que no encontraba dos de las leyes que buscaba, decidí llamar al consulado chino en Barcelona para que me ayudasen.

No te contaré la conversación porque sin duda fue bastante surrealista, pero lo más curioso fue que unos meses después de esa llamada, el cónsul me envió un correo con algunos enlaces y referencias para ayudarme. Sin duda una información muy útil si no fuera porque, por aquel entonces, el libro ya estaba en imprenta…

Acerca del autor

Oscar Nogueras

Es el CEO de Ontranslation y dedica algunos ratos libres a escribir en este blog para compartir sus conocimientos sobre internacionalización, cross-border ecommerce y Traducción SEO. No es para menos, ya que entre su formación cuenta con una licenciatura en filología inglesa, un máster en tradumática, un posgrado en elearning y un MBA. En definitiva, una declaración de intenciones donde la cultura y los idiomas se sirven mezclados, no agitados.

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