Cerramos por vacaciones del 15 al 21 de agosto
La experiencia del año pasado nos sentó bastante bien —aquellas primeras vacaciones de verano— y por el momento hemos decidido… Leer más >
Esta vez, la tercera no fue la vencida. Y no sólo es que Madrid se haya quedado sin olimpiadas después de haberlo intentado tres veces, sino que (por si fuera poco) el ensayadísimo y más que memorizado discurso de la alcaldesa Ana Botella ha sido causa de una tremenda burla por parte de miles de ciudadanos a nivel mundial y ha encendido las redes sociales por su pésima pronunciación en la lengua de Shakespeare.
Parece que ya nadie olvidará la famosa frase en cuestión: «There is nothing quite like a relaxing cup of café con leche in Plaza Mayor. Or the quite romantic dinner in el Madrid de los Austrias, the oldest part of Madrid. These experiences and some much more, are the heart and soul of Madrid.» Y es que en las redes han surgido multitud de perfiles con la imagen y el llamativo (y un tanto curioso) lema de promoción que la alcaldesa ha acuñado para la capital de nuestro país: un café con leche relajante. Un oxímoron en toda regla, oigan.
Algunos, con mucha razón, se preguntarán cómo alguien puede llegar tan lejos en su carrera profesional sin siquiera saber expresar un simple “no he oído la pregunta” (“No listen the ask”, en palabras literales del presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco), o cómo uno puede tener un alto cargo en política e ir recorriendo el mundo con un inglés ridículo y una pronunciación aún peor, que tanto nos recuerda a Paco Martinez Soria.
Sin embargo, el problema de Ana no fue saber pronunciar en mayor o en menor medida los diptongos, consonantes como la erre, o esos “so” con los que parecía estar frenando caballos en el campo. El problema de Ana fue, más bien, que su dicción y el ritmo de su discurso no se asemejan, ni por asomo, al de un hablante anglosajón. Si a ello le sumamos que, muy probablemente, ella no sabía bien ni lo que estaba diciendo (porque si algo quedó clarísimo es que llevaba el discurso aprendido cual niño se aprende las tablas de multiplicar), el resultado fue bastante desastroso, y la capacidad de comunicar, más bien nula.
Sea como fuere, siempre quedará la duda de en qué medida influyó el relaxing cup of café con leche en la decisión de los miembros del COI de sacar a Madrid de la candidatura olímpica en la primera votación. Pero lo más triste es que ni Ana Botella ni los miebros que representaron nuestra candidatura en Buenos Aires fueron los únicos que pecan de tener una pronunciación en inglés de pena, sino que lamentablemente en este país tenemos perlas (como el banquero Emilio Botín, el futbolista Sergio Ramos, el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero o el mismísimo Mariano Rajoy) que dejan muy patente que a muchos españoles no nos iría nada, pero que nada mal una relaxing class of ‘inglis pronunsieision’.
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