Anna Fons: «El sector cultural en España tiene que reinventarse para sobrevivir.»

Especialista en gestión cultural y de organizaciones del tercer sector, Anna Fons ha trabajado en diversos proyectos relacionados con el arte, la historia y la educación medioambiental. Actualmente reside en Londres y se declara una gran aficionada de las exposiciones y la danza contemporánea. Además, le encanta dar largos paseos por los parques de la capital británica, descubrir joyas de street art, jugar abádminton y disfrutar de comidas que, según nos confiesa, no sabe ni pronunciar. Todo ello, mientras se dedica a aquello que más le llena: el arte y la cultura.

Edad: 30

Profesión: En España se define como “gestora cultural”, aunque estando en Londres diría que coordino community engagement projects.

Lenguas: Catalán, inglés, castellano y un poco de francés.

La entrevista: Aunque nos hubiera encantado dar un buen paseo con ella por el Hyde Park mientras hacíamos la entrevista, como nos separan más de 1.100 kilómetros de distancia, tuvimos que conformarnos con enviarle nuestras preguntas vía e-mail. Ella nos respondió muy amablemente y nos contó al detalle su relación con el mundo de la cultura, ¡y mucho más!

¿Cómo te presentarías a nuestros lectores?  ¿Cómo te definirías?

Profesionalmente estoy en proceso de definirme…  Al acabar la carrera de Filología Inglesa me di cuenta de que mi gran afición por el arte y la cultura se acentuaba  y que había gente que definía su profesión como “gestor cultural”. Estudié un Postgrado de Gestión Cultural y trabajé en  Metàfora, un centro de artes visuales y arte terapia que atrae estudiantes de todo el mundo, e hice una beca de colaboración con el CCCB.

Decepcionada de cómo el sector cultural opera en Barcelona,  de cómo empezaban a ir las cosas en el 2008 y con la mirada puesta en la actividad cultural siempre emocionante que se vive en Londres,  pedí una beca de la Caixa para estudiar un Máster en Cultural Policy and Arts Management en Londres.  Al acabar el máster, trabajé en una arts charity en el barrio del norte de Islington coordinando un grupo de voluntarios para un proyecto de historia local

Posteriormente trabajé coordinando un proyecto de educación medioambiental  en el mismo barrio, que es donde aún vivo.  El proyecto ya finalizó y ahora estoy buscando trabajo como asistente de proyectos en el tercer sector. Tres años y medio después de haber venido a Londres he decidido por varios motivos quedarme, por el momento.

Entendemos, por tanto, que tu trabajo está relacionado con la gestión cultural y de organizaciones del tercer sector. ¿Podrías explicarnos a qué te dedicas exactamente en tu día a día?

Aquí en Londres he trabajado coordinando los dos proyectos que he mencionado anteriormente. Los proyectos estaban subvencionados por el Big Lottery Fund: aquí una parte de lo que se recauda en la lotería se distribuye entre las charities para proyectos culturales y sociales. Lo bueno de trabajar en organizaciones pequeñas es que aprendes de la experiencia de los profesionales que las dirigen y trabajas en varios aspectos de los proyectos. Por ejemplo, he coordinado grupos de voluntarios, organizado eventos,  preparado informes de evaluación y financieros para mandar al Big Lottery Fund, he publicitado y comunicado los proyectos, he ayudado con fundraising

Ahora vives en Reino Unido. ¿Hay muchas diferencias en lo que a la educación se refiere entre España y tu nuevo país de residencia?

Sí, hay muchas diferencias. He tenido mucha suerte que he podido estudiar en el Reino Unido dos veces: un año de la carrera con una beca Erasmus en la Cardiff University, en Gales y luego un Máster con la beca de la Caixa en la City University, en Londres.  La primera gran diferencia es el precio: la educación aquí cada vez es más cara y por tanto, más elitista. Ahora los estudiantes en Inglaterra que están acabando la carrera deben al banco ¡un promedio de 25.000 libras!

La metodología, además, es muy diferente: pocas horas de clase teórica y más horas de estudio y seminario, dónde los estudiantes presentan y debaten sus argumentos.  En el Reino Unido los estudiantes se especializan más, participan más en clase y aprenden unos de los otros,  mientras que en España parece que el profesor tenga prisa en explicar todo el temario y los estudiantes en memorizarlo.

¿Te ha resultado fácil acostumbrarte a los británicos, tanto en el terreno profesional, como en el personal? ¿Qué diferencias principales has encontrado entre ellos y los españoles?

La verdad es que me gusta bastante como son los británicos. En el trabajo son bastante uptight y muy formales, pero muy eficientes. Aquí de nueve a cinco todo el mundo trabaja mucho, con el único descanso de la media hora o una  hora como muchísimo para comerse el sándwich. Ahora bien, hacia las cinco ya ves que se relajan o salen disparados de la oficina. Así que hay mucho más tiempo para estar con la familia o hacer cosas durante la semana.

A nivel personal, los británicos son reservados, no son tan expresivos como nosotros pero tienen un sentido del humor muy inteligente. Creo que en Londres, con tanta mezcla de nacionalidades, tienden a ser más abiertos.

Sabemos que has trabajado en el mundo del arte y la cultura. ¿Crees realmente que en nuestro país le damos la importancia que se merece?

En España la cultura se valora de manera muy diferente a cómo se valora en el Reino Unido. Creo que en España la cultura se percibe como un derecho que el estado del bienestar tiene que subvencionar, es decir, algo deficitario. O también en ciertos sitios aún se percibe el mundo del arte y la cultura como algo elitista y reservado a ciertas clases sociales.

En el Reino Unido, ya en los noventa, el partido laborista vio que la cultura, “the arts” y lo que se llamó “Cool Britannia” generaba beneficio, puestos de trabajo y atraía turismo, y se empezó a invertir en el sector y a utilizar las artes para regenerar ciudades como Liverpool, Manchester o Newcastle. También se definió “the creative industries” que hoy en día engloban sectores creativos como la publicidad, el cine, los juegos de ordenador  y que son todo un economic success story que se celebra mucho, especialmente en Londres.

En Inglaterra el sector cultural opera sin complejos en una economía mixta, de financiación privada y pública. Ahora en Inglaterra también hay grandes recortes en la financiación pública de la cultura, pero el sector ya tiene años de experiencia en fundraising y en atraer financiación privada como los sponsors y los mecenas y trabajar más en partnership.  El sector cultural en España tiene que reinventarse, ahora ya por supervivencia.

¿Cómo crees que es posible hacer llegar la cultura a más personas de a las que actualmente llega?

Creo que precisamente si el sector cultural en España se reinventa y busca soluciones más creativas para financiarse, la programación podrá ser menos institucionalizada y/o politizada y por lo tanto, más libre, y creo que atraería otra vez más público.

Hace apenas ocho meses y medio, el Gobierno español impuso un incremento del 8% al 21% del impuesto del valor añadido (IVA) sobre el precio de las entradas a salas de cine, teatros, festivales musicales y conciertos. Ante tal situación, un amplio grupo de medios de comunicación musicales (apoyados por muchos ciudadanos a través de las redes sociales) se unieron para defender la cultura en estos tiempos de recortes y crisis. “La cultura no es un lujo” es su lema. ¿Qué opinión te merece al respecto?

Sí, creo que esta actuación del gobierno refleja que perciben la cultura como deficitaria y que por lo tanto, en tiempos de crisis, pasa a ser un lujo para los que puedan pagar el extra, cuando lo cierto es que precisamente en tiempos de dificultad, la ciudadanía necesita más espacios de creación, de encuentro, de reflexión. Necesitamos la cultura para ser una sociedad más sana, más feliz. Es vergonzoso lo que está pasando y ya está teniendo consecuencias nefastas. Evidentemente lo más grave es la pérdida de puestos de trabajo. Pero además, compañías de teatro y artistas internacionales están perdiendo interés en actuar o exponer en nuestro país. ¿No fue Rajoy quien propuso eliminar el Ministerio de Cultura? Le estamos diciendo al mundo que no valoramos nuestras culturas, nuestras historias, el arte, la arquitectura, la música, el teatro, la danza, el cine, la literatura… Están destruyendo lo que nos define.

¿Cómo viven los británicos la cultura? ¿Es habitual, por ejemplo, que los jóvenes vayan al teatro y a los museos de arte?

Sí, especialmente en Londres, los jóvenes van mucho más al teatro, a las exposiciones, a ver música en directo… Ahora ya estoy acostumbrada, pero las primeras veces que iba al teatro aquí me sorprendía mucho ver tanta gente joven, ¡me emocionaba tanto!  La oferta cultural que hay en Londres es increíblemente variada y para todos los gustos, y consigue atraer a la gente joven.

Si tuvieras una varita mágica, ¿qué característica concreta de los británicos darías a los españoles? ¿Y qué característica de los españoles darías a los británicos?

A veces me gustaría que los británicos fueran menos serios. Y a su vez, me gustaría que los españoles fueran más serios.

¿Alguna vez te has visto obligada a recurrir a un traductor y/o intérprete profesional para alguno de tus proyectos?

Aún no.

¿Podrías contarnos alguna anécdota de tipo comunicativa en la que te hayas visto inmersa a lo largo de estos años?

Uy, ¡sí! He vivido situaciones cómicas, aunque ahora no me vienen a la cabeza… Lo que sí que puedo decir es que mis amigos de Barcelona me dicen que hablo “de un modo más inglés”, que por ejemplo digo “perdón” y “por favor” mucho más… ¡Espero no empezar a hablar del tiempo todo el rato! 😉

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Acerca del autor

Oscar Nogueras

Es el CEO de Ontranslation y dedica algunos ratos libres a escribir en este blog para compartir sus conocimientos sobre internacionalización, cross-border ecommerce y Traducción SEO. No es para menos, ya que entre su formación cuenta con una licenciatura en filología inglesa, un máster en tradumática, un posgrado en elearning y un MBA. En definitiva, una declaración de intenciones donde la cultura y los idiomas se sirven mezclados, no agitados.

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