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Entrevistamos a Luis González, presidente de IPRN
Hoy tenemos el placer de entrevistar a Luis González, una persona cuya trayectoria en el mundo del Dircom habla por sí sola. Presidente de IPRN, red internacional de consultoras de comunicación, Luis es una persona de la que aprender.
Durante la entrevista no hemos parado de sorprendernos. Hablar con Luis ha sido toda una experiencia, pues destila amor por su trabajo en la comunicación corporativa, y a través de las anécdotas y de sus análisis consigue transmitir y enseñar. Transcribimos aquí la charla que tuvimos con él. ¡No os la perdáis!
¿Puedes hablarnos un poco sobre ti? ¿Quién es Luis González?
Soy un consultor de comunicación en el ámbito empresarial. Soy periodista, y toda mi vida he sido un emprendedor.
He hecho proyectos de muy distinto tipo a lo largo de toda mi vida. Soy un Dircom, fundador de la Asociación de Directivos de Comunicación (Dircom). Soy latino, español, pero me considero una persona de mundo, he tenido la suerte de vivir en Estados Unidos, Inglaterra, Italia… Tengo, también, una familia internacional.
Por lo que cuentas en tu perfil de LinkedIn te has reciclado hasta cinco veces. Hablas de cinco vidas ¿Hay algo en ti que pide cambio de vez en cuando?
Yo no diría que me he reciclado, sino que he tenido cinco etapas profesionales muy diferentes pero que cada una me ha servido para la siguiente.
Empecé como periodista en Autopista, donde llegué a ser redactor jefe. Decidí que para entender el mundo del motor había que meterse dentro, competir. Dejé el periodismo para convertirme en piloto profesional. Fui campeón de España en el año 75. Después fui director deportivo del equipo nacional y director de la federación española, lo que me permitió pasarme a la empresa privada.
Me convertí en jefe de prensa y relaciones públicas de BMW en España. Esta fue la etapa en la que descubrí mi vocación como Dircom. Unos años después decidí montar mi propia empresa, Luca Comunicación Corporativa, con la que ayudé a diferentes empresas. No hace mucho vendí mi empresa, y la asocié con otras, para crear un proyecto de futuro. Es un cúmulo de experiencias que se alimentan unas a las otras.
Tus inicios fueron como periodista. ¿Qué queda de aquél entonces?
El periodismo lo llevo en la sangre, forma parte de mi vida. Tiene una función esencial para diferenciar entre la realidad y la percepción. La profesión de periodista ayuda a saber escuchar, leer, filtrar…
Me considero una persona bien informada y rigurosa. Actualmente vivimos en la sociedad del espectáculo, de la infoxicación y la información rigurosa se ha vuelto un bien escaso. Saber asesorar para encontrar la mejor información de manera independiente es una cualidad fundamental que utilizo hoy en día en mi trabajo.
Tu verdadera pasión es la comunicación corporativa, según cuentas. ¿Por qué te has enamorado de este oficio?
Este oficio encaja con mi carácter disruptivo e inconformista. Esto lo ilustran algunas anécdotas. Recuerdo que, en una presentación, en mi época de consultor de Porsche en Alemania, cuando íbamos a presentar el Porsche Cayenne, trajimos a un gurú muy conocido hoy en día: Guy Kawasaki, a nuestro encuentro anual de dircoms de Porsche.
Guy cuestionó el precio del coche, que los expertos alemanes habían estado calculando milimétricamente durante bastante tiempo: les dijo que tenían que subirlo un 25 %. Provocó sorpresa, incluso risas. No lo hicieron. Hoy en día, cuando me veo con el director general de ventas de Porsche, aún me dice “qué razón tenía tu amigo”. Y es que con un 25 % más hubieran roto aún más el mercado de lo que lo hicieron.
Otra anécdota es que convencí a toda la dirección de Porsche, cuando trabajaba para ellos, para visitar Ferrari. Lo que yo perseguía era demostrar a mis compañeros Dircom que teníamos más potencial que Ferrari, aunque Ferrari tuviese una imagen de marca más poderosa. Y se dieron cuenta.
Lo que revelan estas anécdotas es que esta profesión la disfrutas cuando tienes pasión y osadía. En el mundo empresarial, si eres capaz de plantear acciones disruptivas y demuestras que tienen sentido conseguirás que la gente inteligente le dé valor a tus ideas.
¿Qué le dirías a alguien que comienza en la comunicación corporativa?
Yo le diría que se va a dedicar a una de las mejores profesiones del mundo: amplia, que tiene muchos sectores y en la que nunca acabas de aprender.
En ella es conveniente conocer el sector en el que estás. Yo he tenido la suerte de conocer el mundo del motor, y esto me ha permitido llegar al punto más crítico de mi profesión: la credibilidad.
En esta profesión hay que tener credibilidad, y eso solo se logra con la experiencia y con la paciencia. La credibilidad, en comunicación, viene por supuesto a través de la palabra, pero a partes iguales a través del hacer, de los hechos.
Eres CEO de IPRN, una red de consultoras profesionales de más de 40 países. ¿Qué subrayarías de dirigir una organización tan global y multicultural?
Esta labor la hago más por pasión y por ganas que por tener una remuneración o un trabajo ejecutivo. Mis dos predecesores eran anglosajones, y traté de mejorar, con otra perspectiva, a IPRN a través de combinar las características típicas de los buenos ejecutivos anglosajones con lo que podemos aportar los latinos; más trabajo y más flexibilidad.
He conseguido duplicar la potencia de la organización en cuanto a número de miembros y resultados en la tercera parte del tiempo que estuvo al frente mi predecesor, que era un genio inglés, de Londres.
Mi organización es una unión de consultoras independientes con sus dueños al frente. Esto es lo que genera confianza a nuestros clientes. Pretendemos tener relevancia, poder competir con las multinacionales.
¿La diferencia? Las multinacionales están bajo una única cultura empresarial. Esto nos da una ventaja a nosotros, ya que lo fundamental de un trabajo de consultoría de comunicación es tener un dominio de la cultura local.
IPRN pretende romper con el estilo centralista de las multinacionales, creando una organización internacional eficiente conformada por pequeñas y medianas agencias de distintos países. Así, nos aseguramos de que el conocimiento cultural local está presente.
En tu proyecto personal, Alana Consultores, habláis de la importancia del mundo offline. ¿Crees que con el auge de Internet nos olvidamos del cara a cara?
El mundo offline y el online son compatibles, complementarios e imprescindibles. Pero hay que saber combinarlos. Durante el confinamiento hemos descubierto herramientas y potencialidades que no conocíamos. Esta situación nos ha hecho ver que hay reuniones físicas que son prescindibles.
Eso sí, en la comunicación corporativa hace falta un conocimiento personal, y eso solo te lo da el trato personal. Por ejemplo, el congreso anual de IPRN es algo diferente a lo habitual del sector: es un congreso de cinco días en el que se combina una parte profesional y otra cultural, de ocio. Esto suele sorprender a la gente, pero yo siempre digo que la mejor manera que hay de hacer negocios es generando confianza.
Aun así, lo online nos está descubriendo un montón de oportunidades. Nosotros nos hemos conocido a través de un evento virtual de La Latina Valley, que es un magnífico ejemplo de cómo un evento online de networking puede complementar de manera muy eficiente los eventos offline.
También habláis del cambio permanente que hay en nuestros modos de comunicación. ¿Qué cambios crees que se han dado más recientemente? ¿Te atreverías a hacer una predicción de futuro?
Desde luego, cuando salgamos de esta pandemia, el mundo se va a abrir a un nuevo ecosistema de trabajo. La gente va a ver las cosas de manera muy diferente, y esto lo deberemos tener en cuenta en la dirección empresarial.
Estaremos mucho más enfocados hacia el propósito que hacia la productividad, más hacia los valores que hacia los resultados, contará más la actitud que la presencia en la oficina. La propia oficina va a tomar otro significado.
Nos vamos a tener que replantear muchísimas cosas. Indudablemente, desde mi vinculación con el mundo del motor, también creo que hay que plantearse esta movilidad innecesaria y constante. Esta va ligada a pérdidas de tiempo, a riesgos.
Ahora somos más conscientes de la importancia de la salud, y la eficiencia y la conciliación se han puesto en el foco del debate.
Creo que viene un mundo con mucha más profesionalidad. Estamos en un país con mucho talento entre la ciudadanía. Y aquí hay que equilibrar nuestra capacidad enorme y creativa para llevarla al terreno de la profesionalidad. Innovación, pero dirigida a la mejora de resultados.
¿Alguna vez has recurrido a una agencia de traducción, a un traductor o a un intérprete? ¿Nos puedes contar alguna anécdota o historia relacionada con los idiomas que te haya ocurrido?
Claro que acudo a estos servicios. Como persona exigente en su trabajo y dedicada a la comunicación tengo una fe ciega en la precisión del lenguaje.
Una anécdota divertida me sucedió con mis amigos alemanes, con el director de Corporate Communication de BMW AG, el Dr. Horst Avenarius, mano derecha del presidente y artífice de su éxito mundial entre 1970 y 1993: Eberhard von Kuenheim.
Cuando me incorporaron al equipo de comunicación internacional, con directores de comunicación de todo el mundo, solíamos hablar todos en inglés, pero teníamos equipos de traducción por si acaso.
Un día, de repente nos dicen que nos pongamos los equipos porque va a hablar una persona en alemán. En el debate, yo le dije al Dr. Avenarius «Horst, nos habías dicho “let’s go international”». Él me dijo que tenía toda la razón, pero me explicó que los alemanes necesitan explicar algunas cosas con precisión en su idioma nativo.