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La historia de la arroba es extensa. Aunque la identificamos con la modernidad, al ser, para muchos, un icono identificable con Internet, la arroba ha recorrido mucha trayectoria hasta llegar a ser lo que es hoy en día.
La arroba es un signo multitask, que ha ido cambiando de función con el paso de los años. La variedad en su uso llega hasta nuestros días, ya que se utiliza en diferentes disciplinas, y algunos usos son polémicos. ¿Queréis saber más sobre ella? ¡Seguid leyendo!
Para encontrar las primeras evidencias consistentes del uso de la arroba, podemos remontarnos al siglo XVI. ¡Y no tenemos que desplazarnos mucho! Al menos quienes nos lean desde España, pues el resto arqueológico más antiguo en el que se ha encontrado es en un documento de importación comercial de Sevilla a Roma, del año 1.536.
Parece ser que se utilizaba como símbolo para representar una medida, concretamente el ánfora. Esta medida la utilizaban ya en la civilización romana, y una unidad correspondía a una vasija en la que cupiesen alrededor de 26 litros de agua (y en la que se guardaban tanto sólidos como líquidos).
Hay pruebas de uso más antiguas, pero no se puede determinar qué representaba exactamente. Lo que sí sabemos es que la arroba se convirtió, años después, en una medida por sí misma.
En España, hace no tanto tiempo, era común medir en arrobas el peso (y aún se utiliza en según qué contextos, sobre todo en entornos rurales y para el vino). Así, una arroba era el peso que tenía el aceite en una de estas vasijas: unos 12,5 kilos aproximadamente.
Eso sí, su uso actual no se parece en nada a estos que describimos. ¿Qué tienen que ver la arroba del correo electrónico o de Twitter con una unidad de medida? Pues, sencillamente, nada, su uso es mera coincidencia.
Y es que en el mundo anglosajón, la arroba en inglés se empezó a utilizar como ligadura: un símbolo que representa a dos letras en su conjunto. La arroba representaba a la preposición at, que, como muchos sabréis, suele traducirse por la española en (aunque no siempre, que esto de las preposiciones y la traducción da para otro post…)
Por esto, cuando Ray Tomlinson creó el primer sistema de correo electrónico decidió usar la arroba. Era un símbolo que se encontraba en la mayoría de los teclados del mundo, pero que no tenía uso a la hora de escribir contenido. Así, creó el sistema nombre @ dominio-.
Ya cobra más sentido, ¿verdad? Ahora, cuando escribáis a alguno de nuestros account managers para pedirles presupuesto de traducción leeréis, por ejemplo, marc@ontranslation.es como «Marc en ontranslation.es». Tiene su lógica, ¿no? ¡Y lo mismo con Twitter!
Eso sí, la arroba no se limita únicamente a representar usuarios de correo electrónico o de redes sociales en Internet. Se usa en otros contextos técnicos fuera de la red, como los siguientes:
Por supuesto, como comentábamos antes, la arroba sigue siendo, también, la medida favorita para el vino en algunos entornos rurales, sobre todo a la hora de hacer sorteos en los que se regala vino. ¡Lo hemos comprobado en la oficina y al menos así es en zonas de Murcia y de Castilla-La Mancha!
Algunos de vosotros estaréis pensando que se nos olvida un uso que habéis visto por ahí, ¿verdad? Es el más moderno de todos, y es el de la arroba como símbolo para evitar utilizar el género en la lengua. ¿Quién no se ha encontrado con un texto como este?
¡Estáis tod@s invitad@s!
Sí, su uso está cada vez más extendido, y nosotros no vamos a caer en censurarlo. ¡La lengua es de los hablantes! Ahora bien, si hablamos de preferencias, preferimos o bien seguir la norma o bien hacer nuestro discurso neutro de otra manera. Si queréis conocer las diferentes estrategias, podéis visitar nuestro post sobre el género neutro en el lenguaje.
La RAE, que sí que da normas (al uso, pues ellos mismos las califican de «recomendaciones»), prefiere que no se utilice la arroba para el lenguaje inclusivo. En primer lugar, porque no es un signo lingüístico (por ejemplo, no tiene correspondencia fonética, con un sonido) y en segundo lugar porque a veces se usa con inconsistencia (proponen el caso de hablar del «Día del niñ@», donde el artículo no puede reformularse con la arroba).
Ya os lo hemos dicho otras veces, la expresión, tanto oral como escrita, no es algo fijo, sino que va variando con el uso. Igual que hay palabras que cambian de significado con el paso de los años, sucede con aquello que representan los símbolos. Incluso con la letra más emblemática de nuestro idioma pasa que un día la ñ fue tan solo una abreviatura.
El símbolo de la arroba y su historia son una buena muestra de este hecho, que nos ayuda a aprender y a entender un poco más nuestra historia. ¿Qué hay de su futuro? Pues está por escribir, ¡así que ya sabéis! Que no pare la creatividad.
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