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En un buen plan de marketing no debe faltar una estrategia de marketing emocional o marketing de las emociones. Algunos os preguntaréis qué es, ¿no? Fácil, se trata de utilizar las emociones para conectar con nuestro público.
Somos seres emocionales, por mucho que nos creamos los reyes de la razón, de ahí el buen funcionamiento del marketing de influencers, que se basa en las emociones. Y más que hablar de efectividad, deberíamos hablar de obligatoriedad: sin conectar a un nivel más allá de lo informativo con tu público no conseguirás gran cosa. Trabajar para tener un marketing que se asiente en las emociones es la mejor inversión de futuro.
No es nada nuevo. Leemos libros, vemos películas, vamos al teatro o escuchamos música porque las diferentes formas de narrar nos despiertan sentimientos. Reímos con los Monty Python, lloramos con Cinco horas con Mario, sentimos rabia e impotencia con El diario de Anna Frank o nos ponemos romanticones con una balada de Bon Jovi.
Las marcas en el mundo actual deben emular al arte, y usar la creatividad para provocar emociones en el público. Un buen marketing emocional pasa por personas creativas que sepan hacer esto de manera efectiva.
Ya os explicamos hace tiempo lo que es el storytelling, y os dimos algunas pautas para crear una buena historia de marca. Debemos pensar en la estrategia que usan las marcas para contar una historia y conectar con su público, posicionándose como actores dentro de esa historia. Pues bien, este es la base del marketing de las emociones.
Hay dos estrategias efectivas:
Ambas estrategias pueden ser igual de efectivas. Eso sí, deberemos tener claro quiénes somos en la historia, y contarla con coherencia. A todos nos gustan los dramas y las comedias, las canciones tristes y las de bailar, ¿no? El asunto en el marketing emocional es el cómo, no el por qué.
Hablamos de contar historias que funcionen. ¿Pero qué pasa cuando trasladamos el marketing de las emociones a otro lugar? ¿Lo traducimos y ya está? Nada más lejos de la realidad. La cultura es algo muy presente en las emociones.
Todos estos factores culturales no se van a reflejar en una traducción literal. Para llegar a nuestro público internacional necesitaremos personas que sepan adaptar estos hechos a la cultura meta, que sepan hacer una transcreación. Una campaña de marketing de contenidos internacional muy efectiva en un sitio puede no serlo para nada en otro, ¡y eso es lo que tenemos que detectar!
Contar una buena historia nos ayudará a conectar con nuestro público objetivo. Despertar emociones en ellos hará que se genere un vínculo, y si lo hacemos bien este será grande. ¿Por qué no ser como la película favorita para nuestros clientes?
Eso sí, tened siempre en cuenta el contexto en el que comunicáis, ¡o no será efectivo!
¿Quieres que emocionar a tus clientes? Déjanos que te ayudemos a crear una historia memorable.
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