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Traducir una newsletter es un paso necesario en una estrategia de marketing internacional. Gracias a landing pages en otros idiomas, conseguimos leads: contactos de clientes potenciales. Pero ¿qué hacemos con estos leads? Una vez que disponemos de suscriptores internacionales, toca aportarles valor y mantener el contacto con ellos.
Para esto, una newsletter bien traducida por traductores profesionales y con contenido rico y de valor debería ser parte de una estrategia efectiva de internacionalización. A continuación, dejamos algunas claves a tener en cuenta en la traducción de boletines.
Una newsletter es un email informativo, periódico, que se envía a nuestros leads para crear valor a través de compartir contenido. No se trata de una comunicación en la que expliquemos los beneficios de nuestro producto o servicio, ni en el que digamos quiénes somos o lo bien que lo hacemos.
La newsletter ha de suponer valor añadido para los intereses de nuestros lectores. Debemos contarles cosas que les interesen, ya que eso despertará su interés en nuestra marca.
Por ejemplo, si nuestro sector es el turismo, podremos hacer un boletín de noticias sobre los destinos más sorprendentes para Semana Santa, el Puente de Mayo, Navidad, para tal o tal mes o para tal estación, lo que sea. Si vendemos productos alimenticios, podemos enviar recetas o datos sobre el beneficio de incluir tal alimento o tal otro en nuestra dieta, por ejemplo.
Antes de traducir nuestra newsletter, deberemos tener claros ciertos puntos para saber qué temáticas o qué estilo utilizar. En este caso, es importante plantearnos las siguientes cuestiones:
Tal vez hayamos lanzado una campaña en otro país, pero no esté teniendo demasiado efecto, por ejemplo. Pues bien, antes de invertir en los pasos siguientes, nos tenemos que parar a analizar qué está pasando con nuestra marca en el país o los países que hablan ese idioma.
Es posible que nos toque recurrir a algo que supone una inversión cero, pero conlleva mucho esfuerzo: la paciencia. Si no tenemos suficientes suscriptores, lo mejor será seguir poniendo el foco en conseguirlos, no en la traducción de la newsletter.
Dependiendo del tipo de campaña que hayamos lanzado, puede ser que tengamos algunos datos sobre nuestro público. Sin duda, es una decisión que debimos tomar a la hora de crear un call to action: ¿preguntar más cosas o solo conseguir el lead e ir descubriendo?
Si vamos a ciegas, debemos saber que existen otras herramientas que nos permiten analizar el perfil del tráfico a nuestra web.
Por ejemplo, a través de Google Analytics, podemos saber muchos datos de nuestros visitantes: país desde el cual están conectados, a través de qué fuente han llegado, tipo de dispositivo desde el que nos leen…
Si en nuestras acciones de marketing (formularios de contacto, suscripciones, descarga de recursos…) solicitamos información, podemos segmentar a nuestro público. No vamos a entrar en por qué es importante segmentar a nuestros suscriptores, pero si no lo hemos hecho, ¡es el momento!
Si hemos podido segmentarlos, tendremos que valorar si nuestro público internacional tiene características comunes. Por ejemplo, si coincide con nuestro buyer persona. De ser así, es interesante tratar de incluir recursos que conecten con ellos en nuestro boletín.
Una vez sepamos quién es nuestro público, dónde está y cuáles son sus preferencias (si es que tenemos esta información), es hora de ponerse a trabajar en nuestra newsletter internacional. Eso sí, hacerlo no será tan fácil como trasladar palabras, ni siquiera el contenido general.
Uno de los pasos imprescindibles a la hora de lanzar una comunicación (sea del tipo que sea) a otro mercado es entender qué intereses tienen. Por ejemplo, hablar de los beneficios de un alimento puede ser súper útil en España (donde nada menos que un 27 % de la población se autodenomina realfooder), pero tal vez en otro mercado no tenga tanto efecto.
O tal vez tal festividad sea clave en una cultura, pero insignificante en otra.
A partir de aquí, podremos seleccionar los contenidos más apropiados para nuestro nuevo mercado. Pero, ojo, que no acaba aquí la complejidad. ¡Ahora queda la redacción! ¿Será suficiente una traducción literal? Una vez más, la respuesta es no. La adaptación a la forma de expresarse de nuestros nuevos clientes internacionales será vital para que se sientan como en casa y mantengan el interés.
En este post hemos visto que traducir una newsletter a otros idiomas no es una tarea fácil.
De hecho, si queremos ahorrar tiempo y evitar sustos, lo mejor será confiar en una agencia de traducción profesional que tenga en cuenta las diferencias culturales que puedan existir entre nuestro contenido local y el que lanzaríamos a otros países.
Debemos tener en cuenta que, en la mayoría de los casos, esta traducción del boletín implica rehacerlo por completo o hacer una transcreación. De ahí la importancia de contar con traductores profesionales nativos que sepan qué asuntos hay que modificar, adaptar o, directamente, eliminar en nuestra newsletter internacional.
Si bien es cierto que esto nos conllevará un coste económico, es importante que no escatimemos. Más allá del ahorro de tiempo, obtendremos una newsletter mucho más efectiva con la que vender nuestros productos o servicios en otros países si la trabaja un profesional.
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